Ojalá quisieras volver. Te recibiría con los brazos abiertos. Para dejar que termines de destruirme, para quererte con el trozo de corazón que aún me queda. Para acabar con el amor que me quedó en la mano cuando te marchaste, como siempre temí.
Ojalá quiseras volver y quererme bien. Y aprender a hacer las cosas bien, pasito a pasito.
Pero, lo que más deseo, es no echarte de menos, para no querer que vuelvas, para no destruirme al completo, para quedarme, al menos, con un veintidosavo de corazón.
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