martes, 24 de diciembre de 2013

Irónicamente, felices fiestas.

Hola, lo siento por haber tardado tanto.
Sé que hace mucho que no os escribo, que no digo lo que pienso ni siento sobre vosotros. Pero llevo hablando con vosotros todas las noches y siempre que me siento triste.
La última vez pensé que, escribiendo todo lo que pensaba y sentía, me iba a librar un poquito del dolor de no volveros a ver más. Pero estaba muy equivocada. Cada 23 de Junio es triste, cada 3 de Noviembre, cada navidad y cada día, es triste, porque vosotros no estáis.
Sé que han pasado 3 años, casi 4, de la última vez. Y que han pasado miles y miles de cosas, de las cuales, algunas os harían sentiros orgullosos de mi y otras muchas, muchísimas, no. Han pasado casi cuatro años de silencio, sin hablar de vosotros, sin decir nada de lo que pienso. Sé que no estáis en ninguna parte, que es muy bonito pensar que estáis cuidando de nosotros, que os queríamos. Pero toda esa milonga del cielo y el infierno, yo no me la creo. Y por muy reconfortante que sea, no puedo creer que hay más, que vais a estar ahí velando por la gente que os quería y os quiere aún ahora. Lo cual es estúpido, porque llevo hablándoos tres años, sin creer que podáis estar en alguna parte, escuchando, cuidándome... A veces sería mejor tener un poco de "fe" o, por decirlo de alguna manera, creer que estáis ahí, pero no puedo.
Han pasado casi cuatro años de cosas injustísimas, de darme cuenta de lo puta que es la vida, de la tristeza de que no pudiéramos disfrutar de vosotros, al menos lo suficiente. Que vosotros nos visteis nacer y nosotros morir. Que el puto ciclo de la vida se comporta injustamente... Pero, ¿qué os voy a decir que no sepáis?
Es muy triste que la primera pérdida de una persona, normalmente, sea de las personas que más las quieren, que más deseaban que apareciera... Es la primera lección que nos da la vida. Aprender a reponernos de algo tan duro como la muerte de una persona que a nuestra forma de ver, debería de ser eterna. Pero, ¿cómo te repones de semejante pérdida? ¿Cómo asumes qué no vas a volver a ver a esas personas que no te reñían y que te cuidaban, esas personas que les decían a tus padres que no te riñeran...? Es demasiado triste y demasiado difícil.
Bueno, ya sabéis que a veces me ando por las ramas... Os escribía para desearos felices fiestas, estéis donde estéis, si es que estáis (Ojalá me equivoque y estéis). Y lo mejor, es que tengo la certeza de que si estáis, estáis juntos. Sé que me repito con las palabrejas, pero pondría la mano en el fuego. Es bonito que alguien te recuerde como te recordaba abuelo. Después de olvidarse del presente y del pasado. De olvidarse de todo, que tú siguieras ahí, que siguiera hablando de ti... Es precioso.
Este año, ha pasado algo diferente por mi cabeza. Tenía ganas de volver. Bueno, ya sabéis que volver, vuelvo siempre. Pero de retomar algo tan fantástico como era pasar las navidades, o la cena de noche buena ahí. En Cervás. Lo triste es que vosotros no estáis, y no sería lo mismo. Pero sería muy bonito recordar... Hay tantas cosas maravillosas que recordar, que a veces me olvido. Este año os echo especialmente de menos. Será porque después de tanto tiempo, os he vuelto a ver, inmortales. Guardados para siempre. Y es bonito. Porque pase el tiempo que pase, podré volver a veros. Aunque haya tardado tanto... Y podré enseñaros a quien sea y decir mil cosas de vosotros, inventadas o ciertas, pero todas buenas. Siempre cosas buenas.
El otro día, que tuve una de mis maravillosas pesadillas, me acordé de vosotros. De todas esas veces que me despertaba gritando, muerta de miedo y que vosotros subíais a junto mía, para que me calmara. También me acordé, viendo a una señora por la calle, de los diez pasitos y el descanso con abuela. De la vez que me abrecé a ella llorando porque viera un anuncio de ángeles y me vinieran un sentimiento de pérdida enorme... También de todas las veces que abuelo me defendió, de su canción-silbido y de su manía por el saxofón. De lo bonito que fue que, también, se acordara de mi. Aun que siempre me acuerdo de vosotros y cada vez de una cosa nueva, que pensaba que tenía olvidada, me gustan esos momentos en los que me vienen a la cabeza tantas cosas sobre vosotros...
Hay un montón de cosas que os encantarían, nuevas. Bueno, sé que la "reforma" de la casa no os iba a gustar. No sé por qué, pero me da en el alma. También, después de años y años y años y más años, insistiendo, Abel ha conseguido tener un perro. Ojalá pudiérais disfrutarlo vosotros también, sé que el pequeño os iba a encantar. Primero loquearíais, pero os encantaría. Hay muchas cosas que me gustaría contaros, o simplemente pensar en ellas sentada a vuestro lado. Tranquila. Me gustaba veros, aunque no valorara muchas cosas antes y solo pensara en salir y pasarlo bien. Me gustaba abuela, con sus miles de arrugas y sus manos suaves. Siempre buena conmigo. Me encantaba abuelo, con sus manos de trabajar y sus ojos. Me encantaba su  interés por mi. Que me pidiera que tocara delante de él...
Todo esto es muy triste, porque aún me quedan miles de cosas que deciros, pero sé que no os las puedo decir, porque no me salen las palabras. Ojalá hubieseis estado más en mi vida... Ojalá no os fueseis tan pronto.
No me alargo más, porque tengo que hacer mil cosas y papá se va a enfadar como no las haga. Ya sabéis como es. Lo último, decir que la navidad dejó de ser navidad propiamente dicha, cuando se fue abuela, después era media navidad, hasta que te fuiste abuelo. Ahora son las "vacaciones de invierno". Os echo de menos, como cada día. Y como el resto de mi vida.

Os quiero, felices fiestas, allá donde estéis.

miércoles, 20 de febrero de 2013

el sol sale y se pone contigo.


Tengo que reconocer una cosa. Nunca he conocido a nadie como él. Nunca. Desde el día que apareció en mi clase, con su chandal y su sonrisa de chulo, la tierra dejó de girar alrededor del sol y empezó a hacerlo a su alrededor. Igual que mi vida. Yo no sé que tiene, de verdad que no... Bueno, en verdad me conozco todas sus cualidades, aun que nunca deja de sorprenderme. Pero sigo sin saber que tiene, que sin conocerle, a muchas, ya las tiene engatusadas. Pero estaba ahí, mirándome con suficiencia y con esos aires de chulo que, como he dicho y diré un millón de veces más, tanto odio. Sin embargo, por mucho que me jodiera reconocerlo, mi vida se quedó anclada a su sonrisa. Porque nadie me va a decir nada que no sepa ya, y menos si es sobre su sonrisa, y es que me sé cada rincón de su boca, cada movimiento que hace al sonreír. Me conozco sus cambios de cara, y reconozco a la perfección como le sientan las cosas, sólo con mirarle a los ojos. Y, aun que sólo hace un año y un poco que hablamos, ya hace año y medio que dio señales de existencia en mi vida... Lo que él todavía no sabe, porque no se lo he contado nunca, es que las miradas furtivas empezaron mucho antes... No sabe que, escondida detrás de otra persona que tenía en las piernas, no dejaba de mirarlo de reojo. No lo entiendo, porque puede haber cualquier persona con nosotros, cualquiera y siempre voy a estar centrada a él. Aun que sea sólo tocándolo... Y ese día, pleno verano y él... Moreno, y tan precioso como siempre. Tampoco él me dijo que se había fijado en mi, hasta ahora... Y recordar esto, me hace sonreír. Igual que pensar en las ideas equivocadas que nos hacemos sobre la gente por las primeras impresiones. Porque cuando me agregó al tuenti y vi sus fotos pensé "otro flipado más". Que mucho no me equivocaba, no... Pero ese flipado es el que me ha cambiado la vida, él que hace que solamente pensando en él tenga una sonrisa.Y me parece increíble, es capaz de dejar todos sus problemas y ocupaciones sólo porque yo tenga un mal día, porque yo sienta que las cosas no están demasiado bien. Y me abraza... Pero vaya manera de hacerlo. Como si me fuera a perder si lo hiciera más despacio. Joder, pero si hasta la comida más simple, como es el atún con mayonesa, sabe más rica si la prepara él.Lo peor de todo, es que no puedo evitarlo, desde que apareció ocupó todo en mi vida. Cada rincón, cada espacio vacío... Haciendo que me diera cuenta de todo lo que me faltaba y que solamente él me ha dado. Y que solamente él me puede dar. Y, por eso, no puedo dejar de pensar en él, en su maravillosa sonrisa y en sus detalles, sus cosas y sus millones de correos (que echo de menos). Ha invadido mi cabeza, ha ocupado todos los puestos y ha borrado cualquier otra cosa. Lo que es un problema, pero me viene dando igual, porque estoy muy enamorada de él,  muchísimo. Y siento que cualquier cosa que haga, cualquiera, nunca va a poder expresar todo lo que siento...